El primer paso para mejorar la resiliencia urbana es conocer los riesgos climáticos, físicos y de transición a los que está sujeto un lugar, así como cómo estos riesgos afectan los aspectos sociales y económicos de cada lugar. Sin embargo, las herramientas y consultorías existentes actualmente lo hacen con la contrapartida de pagos muchas veces inaccesibles para los gobiernos aún en desarrollo, que son los más vulnerables al cambio climático. La solución es construir una herramienta libre y abierta para medir el riesgo climático, así como la relación entre estos riesgos y los aspectos sociales (género y raza) y económicos (empleo). El diagnóstico generado brinda a los tomadores de decisiones información importante para la construcción de planes de acción climática coherentes y asertivos